Derrota histórica para Israel: La CIJ dictamina que es plausible que Israel esté cometiendo genocidio

El pueblo palestino pide que se ejerza la máxima presión para detener el genocidio y desmantelar el apartheid.

Declaración PACBI

Directrices PACBI para el Boicot Cultural Internacional de Israel

Las directrices completas para el boicot cultural a Israel
 

DECLARACIÓN DE PACBI

Directrices de PACBI para el boicot cultural internacional a Israel

16 de julio de 2014 – Por Campaña Palestina por el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI)

Directrices completas para el boicot cultural a Israel
 
Más información sobre el boicot cultural y un resumen de estas pautas están disponibles en la página Boicot cultural de este sitio web.

La Campaña Palestina por el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI), que es la parte del Comité Nacional Palestino de BDS (BNC) encargada de supervisar los aspectos académico y cultural del BDS, ha abogado desde 2004 por un boicot a las instituciones académicas y culturales israelíes. Esto se basa en el hecho de que estas instituciones son cómplices del sistema de opresión israelí que ha negado al pueblo palestino sus derechos básicos reconocidos en el Derecho Internacional, o ha obstaculizado su ejercicio, incluyendo la libertad de circulación y la libertad de expresión.

Las instituciones culturales forman parte integral del andamiaje ideológico e institucional del régimen israelí de ocupación, colonización y apartheid contra el pueblo palestino. Las instituciones culturales en Israel (incluyendo compañías de arte escénico, grupos musicales, instituciones cinematográficas, sindicatos de escritores y festivales) se han sumado a la hegemonía sionista, y a pesar de los esfuerzos individuales de un puñado de artistas, escritores/as y cineastas de principios, esas instituciones están claramente implicadas en el apoyo, justificación y blanqueo de la ocupación israelí y en la negación sistemática de los derechos palestinos.

La campaña de boicot cultural contra el apartheid en Sudáfrica ha sido una fuente importante de inspiración para formular el llamamiento palestino al boicot y sus criterios, a pesar de algunas diferencias cruciales. En particular, el boicot palestino, a diferencia del boicot cultural sudafricano, es institucional y no se dirige a las personas individuales.

Libertad de expresión
Dado que el BNC, a través de las directrices de PACBI que se presentan a continuación, rechaza la censura y defiende el derecho universal a la libertad de expresión, el boicot institucional solicitado por la sociedad civil palestina no entra en conflicto con dicha libertad. PACBI suscribe la definición internacionalmente aceptada de libertad de expresión tal como se estipula en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de Naciones Unidas (PIDCP).

Anclado en preceptos del Derecho Internacional y los Derechos Humanos universales, el movimiento BDS, incluyendo a PACBI, rechaza por principio los boicots a individuos basados en su identidad (como la ciudadanía, la raza, el género o la religión) o en sus opiniones. Por lo tanto, la mera afiliación de trabajadores/as de la cultura a una institución cultural israelí no es motivo para aplicar el boicot. Sin embargo, si una persona representa al Estado de Israel o a una institución israelí cómplice, o es comisionada o reclutada para participar en los esfuerzos de Israel para ‘reinventarse’, entonces sus actividades están sujetas al boicot institucional que el movimiento BDS está pidiendo.

En tanto la libertad de expresión de una persona debe ser respetada plena y consistentemente en el contexto de boicots culturales, un/a artista/escritor/a, sea o no israelí, no pueden estar exento/a de ser objeto de boicot ‘por sentido común’ (más allá de los criterios definidos por PACBI para el boicot institucional) como respuesta a lo que se perciba ampliamente como una flagrante complicidad con, responsabilidad en o defensa de violaciones del Derecho Internacional (tales como crímenes de guerra u otras violaciones graves de los derechos humanos), incitación a la violencia o difamaciones raciales. A este nivel, un/a trabajador/a cultural israelí debería ser tratado/a como cualquier otro criminal de la misma categoría, ni mejor ni peor. Esto está en consonancia con la Declaración Universal de Derechos Humanos en la que se basan los principios del movimiento BDS, y que establece:

En el ejercicio de sus derechos y libertades, toda persona estará sujeta únicamente a las limitaciones establecidas por la ley con el único fin de asegurar el reconocimiento y el respeto de los derechos y libertades de las demás, y de satisfacer las justas exigencias de la moral, del orden público y del bienestar general en una sociedad democrática.

Pautas para el boicot cultural internacional
Durante años de intenso trabajo con aliados/as en varios países para promover el boicot cultural a Israel, que cuenta con el apoyo de la gran mayoría de artistas, escritores/as, cineastas e instituciones culturales palestinas, PACBI ha analizado a fondo muchos proyectos y eventos culturales, evaluando la aplicabilidad de los criterios de boicot y, en consecuencia, ha emitido cartas abiertas, declaraciones u opiniones consultivas sobre ellos. Las tres conclusiones más importantes a las que se llegó a este respecto son las siguientes: a) muchos de estos eventos y proyectos se encuentran en una zona gris incierta y difícil de valorar; b) es importante destacar que el boicot debe dirigirse no sólo a las instituciones cómplices, sino también a los vínculos inherentes y orgánicos entre ellas, que reproducen la maquinaria de subyugación colonial y apartheid; y c) desde un punto de vista estratégico, no todos los proyectos susceptibles de ser boicoteados deben ser objeto de una campaña activa de boicot, ya que las y los activistas tienen que invertir sus energías en las campañas de mayor prioridad en cada momento dado.

Basándose en esta experiencia, y en respuesta a la creciente demanda de directrices específicas para aplicar el boicot cultural internacional a diversos proyectos israelíes −desde festivales de cine y literarios hasta exposiciones de arte, conferencias, actuaciones musicales y de danza−, PACBI presenta a continuación criterios y directrices inequívocas, coherentes y consistentes que abordan específicamente los matices y las particularidades en el campo de la cultura. Estas directrices están destinadas principalmente a ayudar a artistas, escritores/as y trabajadores/as de la cultura de consciencia en todo el mundo, así como a organizaciones y asociaciones culturales, a estar en armonía con el llamamiento palestino al boicot, como forma de contribuir a la defensa del Derecho Internacional y a la promoción de la lucha por libertad, justicia e igualdad. Pautas similares para el boicot académico han sido emitidas por PACBI.

Las y los trabajadores internacionales de la cultura que, en lugar de atender el llamado al boicot, cruzan la ‘línea de piquete’ del BDS, y luego intentan visitar instituciones o grupos palestinos en un gesto de ‘equilibrio’, contribuyen a la falsa percepción de simetría entre el opresor colonial y el colonizado. Aunque las visitas al territorio palestino ocupado de aliados/as internacionales y defensores/as de los derechos palestinos siempre han sido bienvenidas como una fuente de aliento y apoyo, la sociedad palestina considera que la solidaridad implica respetar el llamamiento al boicot, que es un llamado legítimo de los grupos oprimidos, y no combinar una visita a instituciones o grupos palestinos con actividades en instituciones israelíes boicoteables. Los visitantes internacionales que insistan en incluir instituciones culturales israelíes en su itinerario, a manera de ‘hoja de parra’, no deberían esperar ser recibidos por las instituciones culturales palestinas.

En general, PACBI insta a las y los trabajadores internacionales de la cultura (por ejemplo, artistas, escritores/as, cineastas) y a organizaciones culturales (incluyendo sindicatos y asociaciones), cuando sea posible y pertinente, a boicotear y/o trabajar por la cancelación de eventos, actividades, acuerdos o proyectos que involucren a Israel, sus grupos de presión o sus instituciones culturales, o que de otra manera promuevan la normalización de Israel en la esfera cultural global, encubran sus violaciones del Derecho Internacional y de los derechos palestinos, o violen las directrices del BDS.
En lo que sigue, el término ‘producto’ se refiere a productos culturales como películas, obras de arte, obras de teatro, entre otras formas de arte; el término ‘evento’ se refiere a festivales de cine, conferencias, exposiciones de arte, espectáculos (incluida la música y la danza), giras de artistas y escritores/as, entre otras actividades.

Específicamente, éstas son las directrices del BDS para evaluar si los eventos o productos violan el boicot cultural palestino a Israel:

  1. Como regla general, las instituciones culturales israelíes, a menos que se demuestre lo contrario, son cómplices de la ocupación israelí, ya sea a través de su silencio, de su participación en la campaña de ‘blanqueo’ (whitewashing), o por intentar deliberadamente desviar la atención de las violaciones al Derecho Internacional y los derechos humanos por parte de Israel.

En consecuencia, estas instituciones y sus actividades −tanto propias como las que patrocinan o apoyan− deben ser boicoteadas. Artistas y trabajadores/as de la cultura internacionales son convocados/as a que no legitimen ni cooperen a través de sus exposiciones, actuaciones, presentaciones, o cediendo derechos o permisos de reproducción, proyección o publicación de sus trabajos, a estas Instituciones o eventos culturales Israelíes. Del mismo modo, las actividades y proyectos relacionados con personas que representan explícitamente a estas instituciones deberían ser objeto de boicot. Es importante remarcar que el contenido o el mérito artístico de un producto cultural no es relevante para determinar si es boicoteable o no.

  1. Un PRODUCTO cultural es boicoteable si es encargado por un organismo oficial israelí o por una institución no israelí que esté al servicio de la “Marca Israel” o de cualquier institución con fines de propaganda similares[1].

Los productos culturales israelíes (a diferencia de los eventos públicos) que son financiados por  organismos oficiales israelíes pero que no son comisionados o no están vinculados a ningún tipo de compromiso político, no son boicoteables per se. ‘Compromiso político’ aquí se refiere específicamente a las condiciones que obligan a un receptor de fondos a servir directa o indirectamente a los esfuerzos de propaganda o de lavado de imagen del gobierno israelí o de una institución cómplice. Los productos culturales israelíes que reciben financiación estatal como parte del derecho de un/a trabajador/a de la cultura, como ciudadano/a contribuyente, sin que esté obligado/a a servir a los intereses políticos y propagandísticos del Estado, no son boicoteables. Por otro lado, la aceptación de esos condicionamientos políticos convertiría claramente el producto cultural en una forma de complicidad, al contribuir a los esfuerzos de Israel por blanquear u ocultar su realidad colonial y de apartheid, y lo haría en consecuencia boicoteable. Aplicando esta lógica, consideramos que todos los productos culturales no israelíes (por ejemplo, internacionales o palestinos) que son financiados por organismos oficiales israelíes u organizaciones internacionales afines a la “Marca Israel” son comisionados o motivados políticamente, por lo que están sujetos a boicot.

El ejemplo más claro es el hecho −bien documentado− de que muchos/as israelíes que solicitan fondos estatales para cubrir el costo de sus productos culturales están obligados/as a contribuir a los esfuerzos de propaganda oficial. A tal efecto, el artista tiene que firmar un contrato con el Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel en donde “se compromete a actuar con fidelidad, de forma responsable y sin descanso para proporcionar al Ministerio los más altos servicios profesionales.” El contrato también establece que: “el proveedor del servicio es consciente de que el propósito de solicitar sus servicios es promover los intereses de la política del Estado de Israel a través de la cultura y el arte, entre otras cosas contribuyendo a la creación de una imagen positiva de Israel“. Todos los productos culturales, ya sean israelíes o internacionales, encargados por un organismo oficial israelí (por ejemplo, un ministerio del gobierno, un municipio, una embajada, un consulado, un fondo cinematográfico estatal o público), o por un proyecto u organización afín a la ‘Marca Israel’, merecen ser boicoteados por razones institucionales. Tales productos son comisionados por el Estado israelí o por instituciones coludidas específicamente para ayudar a la propaganda del Estado o a los esfuerzos de ‘reinventarse’.

  1. Un evento o actividad cultural es objeto de boicot si está parcial o totalmente patrocinado por un organismo oficial israelí o por una institución cómplice.

Al igual que en la directriz anterior, el principio general es que un evento o actividad pública realizada bajo el patrocinio o la égida de un organismo oficial israelí o de una institución cómplice, o afiliada a ellos, constituye complicidad y, por lo tanto, merece ser boicoteada. Lo mismo puede aplicarse al apoyo o patrocinio de instituciones no israelíes que sirvan a los propósitos de lavado de imagen y propaganda de Israel.

  1. Los proyectos de normalización son objeto de boicot.

Actividades, proyectos, eventos o productos culturales que ponen a palestinos/as y/o árabes de un lado y a israelíes del otro (ya sean bi-o multi-laterales), basados en la falsa premisa de simetría/paridad entre el opresor y el oprimido, o asumen que ambos, colonizadores y colonizados, son igualmente responsables del “conflicto”, son formas intelectualmente deshonestas y moralmente cuestionables de normalización que deben ser boicoteadas. Lejos de cuestionar el injusto status quo, estos proyectos contribuyen a que se perpetúe. Esto incluye eventos, proyectos, publicaciones, películas o exposiciones organizadas con el fin de juntar a palestinos/árabes e israelíes para que presenten sus respectivas perspectivas o narrativas, o para trabajar hacia la reconciliación, la “superación de barreras”, etc., sin abordar las causas profundas de la injustica y las exigencias de justicia. PACBI tiene en cuenta en la valoración de dichos productos y eventos: las fuentes de financiación, el diseño del producto o evento, los objetivos de la organización patrocinadora (o las), los participantes y otros factores similares relevantes.

Dado que la única relación normal −y de hecho bienvenida− entre la comunidad opresora y la comunidad oprimida es la que reconoce los derechos básicos del grupo oprimido bajo el Derecho Internacional e implica una lucha común contra la opresión, los proyectos conjuntos que cumplen las dos condiciones siguientes no se consideran formas de normalización y, por lo tanto, están exentos de boicot:

a) la parte israelí del proyecto reconoce plenamente los derechos del pueblo palestino establecidos bajo el Derecho Internacional (correspondientes a los tres derechos que reclama la convocatoria al BDS), y
b) el producto o evento es de “co-resistencia” y no de coexistencia.

Los debates públicos entre palestinos/árabes e israelíes también quedan excluidos del boicot si se organizan sin ninguna cooperación con Israel, sus grupos de presión o sus instituciones cómplices.

  1. Son objeto de boicot las misiones de investigación y viajes de estudio que reciben fondos de Israel, de sus instituciones cómplices, o de sus lobbies internacionales.

Por otro lado, las investigaciones o viajes de estudio independientes, incluso las que incluyan reuniones con instituciones académicas israelíes cómplices, no son objeto de boicot siempre y cuando no establezcan vínculos institucionales de ningún tipo (por ejemplo, seminarios, talleres, exposiciones, etc.) con las instituciones israelíes cómplices.

El boicot cultural a Israel debe continuar hasta que Israel cumpla con las tres demandas básicas planteadas en el Llamamiento al BDS de 2005.
Para poner fin a su colusión con el régimen de ocupación, colonialismo de asentamiento y  apartheid de Israel y dejar de ser boicoteables, las instituciones culturales israelíes deben cumplir dos condiciones básicas:

a. Reconocer públicamente los derechos inalienables del pueblo palestino consagrados en el Derecho Internacional (incluidos los tres derechos básicos del Llamamiento al BDS de 2005) y
b. Poner fin a todas las formas de complicidad en la violación de los derechos palestinos estipulados en el Derecho Internacional, incluidas las políticas y prácticas discriminatorias, así como las diversas funciones de blanqueo o justificación de las violaciones del Derecho Internacional y de los derechos humanos del pueblo palestino por parte de Israel.

Campaña Palestina por el Boicot Académico y Cultural a Israel (PACBI)


[1] Una de esas organizaciones es la Fundación Cultural América-Israel, cuya misión incluye describir al Estado de Israel “como un entorno cultural próspero que estimula la creatividad y la vida artística”. Ver: http://www.aicf.org/about/mission. La organización se atribuye el mérito de haber apoyado y promovido a todas las principales instituciones culturales de Israel, como la Orquesta Filarmónica de Israel y el Museo de Israel. Ver: http://www.aicf.org/about/impact/institutions
 
 

 


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