Derrota histórica para Israel: La CIJ dictamina que es plausible que Israel esté cometiendo genocidio

El pueblo palestino pide que se ejerza la máxima presión para detener el genocidio y desmantelar el apartheid.

Declaración BNC

El BNC acoge con satisfacción la posición de Amnistía Internacional sobre el Derecho al BDS

Lee aquí nuestra declaración sobre “La guerra legislativa de Israel contra el BDS fomenta la represión y el macartismo en todo el mundo”. Los defensores palestinos, israelíes e intencionales de los derechos humanos están atónitos pero no se dejarán intimidar por las amenazas directas de sufrir daños físicos

Los defensores palestinos, israelíes e internacionales de derechos humanos están atónitos pero no se dejarán intimidar por las amenazas directas que hizo el ministro de Inteligencia israelí, Yisrael Katz, de causar daños físicos a los dirigentes del BDS.

En sus declaraciones durante una conferencia contra el BDS organizada por un periódico de la derecha israelí el 28 de marzo de 2016, Kartz juega con el término militar con el que Israel designa oficialmente el asesinato, “eliminación selectiva”, y añade “civil”. Pero nada “civil” cabe esperar habida cuenta de la influencia que ejerce en la sociedad israelí la incitación racial y violenta contra la población indígena palestina y la aclamación popular israelí ante las ejecuciones extrajudiciales.

El ministro israelí de Asuntos Estratégicos, el zar contra el BDS, Gilad Erdan, también amenazó con que quienes participan en el BDS “empezarán a pagar un precio”, sin dar más detalles. A renglón seguido explicó, sin embargo, que no se refería a ningún “daño físico” porque estamos en un “momento delicado”. Que rechace causar daños físicos a los defensores palestinos de los derechos humanos por el contexto actual normaliza exactamente lo contrario: que es posible, si no probable, que en tiempos menos sensibles se ataque físicamente a los y las activistas del BDS.

La gravedad de estas amenazas de Katz y Erdan debe enmarcarse en el contexto de la arbitrariedad legal e impunidad penal israelíes. Hasta los israelíes sionistas que disienten y se atreven a criticar ciertos crímenes de guerra de Israel son tachados de “traidores” por los responsables israelíes. La última vez que a un primer Ministro israelí en ejercicio, Yitzhak Rabin, se le acusó de traidor, un fanático judío-israelí se tomó la justicia por su cuenta y lo asesinó.

Estas amenazas despreciables tienen que darse a conocer y calificarse ante la sociedad como parte de  las “graves violaciones de los derechos humanos” de Israel, incluidas las “ejecuciones extrajudiciales” que el senador estadounidense Patrick Leahy ha pedido al Departamento de Estado que investigue.

El régimen de ocupación colonial y apartheid de Israel debería enfrentarse a sanciones internacionales tan severas como las que se impusieron a otro régimen ilegítimo: el apartheid de Sudáfrica.

Ninguna amenaza mafiosa de nadie “impedirá” que los activistas del BDS aboguen por la libertad, la justicia y la igualdad para el pueblo palestino en su conjunto, en nuestra patria y en el exilio.

Israel está perdiendo las batallas en los corazones y en las mentes de todo el mundo, entre los principales sindicatos, iglesias, asociaciones académicas, asociaciones estudiantiles, colectivos de artistas, redes LGBTQ, etc. Tanto Israel como la Campaña BDS perciben que el “momento sudafricano” palestino se acerca.

Por eso Israel está recurriendo a fomentar un nuevo macartismo, intimidando, acosando y amenazando a quienes critican su apartheid y su ocupación y a quienes ejercen con eficacia acciones no violentas para ponerles fin. Israel ha puesto en marcha una campaña generalizada y muy bien financiada en los países occidentales para deslegitimar al BDS.

La respuesta más eficaz a las últimas amenazas desesperadas de Israel contra los y las defensoras de los derechos humanos del BDS es no distraerse con ellas e intensificar el boicot académico, cultural, económico y militar, la desinversión y, finalmente, las campañas de sanciones contra su régimen paria, contra sus instituciones cómplices y contra todos los bancos y empresas que están implicados en él.

La única manera de “detener el BDS” es que Israel ponga fin a su régimen de dominación y permita que el pueblo palestino ejerza los derechos que le amparan en el derecho internacional, especialmente el derecho inalienable a la autodeterminación. El pueblo palestino, como todos los demás pueblos del mundo, no puede aceptar ni aceptará nada menos que la libertad, la justicia, la igualdad y la dignidad para nuestra patria. Ninguna amenaza ni opresión colonial puede acabar con el empeño de un pueblo por la libertad y la justicia.

La posición de Amnistía Internacional

Al criticar la campaña de intimidación y las amenazas violentas de Israel contra los y las activistas del BDS, Amnistía Internacional ha expresado su preocupación “por la seguridad y la libertad del defensor palestino de los derechos humanos Omar Barguti y de otros activistas de la Campaña BDS. Particularmente, tras los llamamientos efectuados por ministros israelíes en el marco de una conferencia contra el boicot, la desinversión y las sanciones celebrada en Jerusalén el 28 de marzo de 2016, y en los que se aludía a amenazas, daños físicos y privación de derechos fundamentales”.

La declaración afirma: “[Omar Barguti] hace campaña para responsabilizar a Israel por violaciones de los derechos humanos y otras violaciones del derecho internacional, y aboga para ello por el uso de medios no violentos”.

El BNC [Comité Nacional Palestino del BDS] acoge con gran satisfacción la defensa por parte de Amnistía Internacional del derecho de los y las activistas del BDS a defender los derechos palestinos en virtud del derecho internacional y reclama a todas las organizaciones internacionales de derechos humanos, especialmente en Estados Unidos y Europa, que los defiendan de forma inequívoca.

Glenn Greenwald ha descrito la bien orquestada serie de medidas draconianas adoptadas en Francia, Estados Unidos y Reino Unido entre otros, contra la Campaña de BDS como la “mayor amenaza a la libertad de expresión en Occidente”. Sin embargo, el excepcionalismo de Israel en algunos de los más influyentes países occidentales sigue incuestionado.

El arzobispo emérito sudafricano Desmond Tutu  ha afirmado que este trato de favor que concede al régimen de Israel apoyo militar, político y financiero incondicional –por no mencionar la protección contra la rendición de cuentas–  equivale a que los gobiernos de Estados Unidos y de otros países occidentales tengan a Israel colocado “en un pedestal” por encima de cualquier otro Estado. Según Tutu, mucha gente tiene miedo de criticar las políticas de Israel debido a los métodos excepcionalmente intimidatorios utilizados por su lobby.

El BDS es una campaña inclusiva y antirracista que se basa en la Declaración Universal de Derechos Humanos y se opone por principio a toda forma de racismo y discriminación, incluidos el antisemitismo y la islamofobia. La Campaña BDS aboga para que se baje a Israel del “pedestal” y se le haga rendir cuentas como a otros Estados que cometen crímenes similares.

Es evidente que Israel ha estado ejerciendo presión y que está detrás de los preocupantes ataques profundamente antidemocráticos que pretenden criminalizar la defensa de los derechos palestinos. Pero también forman parte de una tendencia creciente en los países occidentales a erosionar las libertades civiles en nombre de la “seguridad”, y de gobiernos y élites que no rinden cuentas ante nadie aunque concentran el poder en sus manos y debilitan los principios democráticos.

La complicidad de la UE y de Estados Unidos

Al participar en este espectáculo israelí de odio y amenazas violentas contra un movimiento no violento de derechos humanos y contra sus principales activistas, y al guardar silencio sobre tales amenazas, el gobierno de Estados Unidos y la UE han dado tácitamente luz verde a Israel para perjudicar a quienes, en defensa de los derechos humanos, se comprometen con el activismo del BDS.

El BNC hace responsables tanto a Estados Unidos como a la UE en caso de que Israel cumpla sus amenazas y perjudique físicamente o de otro modo a quienes defienden los derechos humanos participando en la Campaña BDS.

Como el gobierno de Estados Unidos, aunque en menor medida, la UE siempre ha estado implicada en permitir y mantener la ocupación y el apartheid de Israel. Pero al instruir a su embajador en Tel Aviv para que se una a esta guerra israelí contra quienes defienden de manera no violenta los derechos humanos, sean palestinos, europeos, israelíes u otros, ha sobrepasado su nivel de hipocresía y complicidad.

Esta hipocresía se acentúa aún más por el hecho de que entre los oradores que compartían mesa con el embajador de la UE en la conferencia mencionada figuraban el fanático dirigente colono israelí Dani Dayan y un coronel israelí retirado acusado de ser responsable de terribles crímenes de guerra en Gaza.

Lee nuestra reciente declaración “La guerra legislativa de Israel contra el BDS fomenta la represión y el macartismo en todo el mundo” aquí.


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